Justo cuando te das cuenta de que todos los patrones de tu vida se repiten y repiten una y otra vez, tan seguido que hasta asusta, es cuando te das cuenta de que has cambiado. 

Algunos dicen que la gente no cambia, otros dicen que somos capaces de cambiar todo el tiempo y todas las veces que sean necesarias. Pero claro, seguro te imaginas (como yo) que el cambio es uno de esos de película en el que después de estar 3 años soltera, te vas de viaje sola por Europa y conoces a un Duque escocés y te casas y tienes 3 hijos rubios y un culo de plata. O un día te despiertas y te deshaces de todos tus malos hábitos y desayunas avena con leche de almendras y bajas 30 kilos y pasas 4 horas diarias en el gimnasio y corres 5 km por el malecón y de pronto eres feliz y tu vida cobró sentido. Hollywood nos ha planteado así el cambio. Tan increíblemente reconocible que puedes comprarte un polo que dice "I've changed" y declararlo a los 18 vientos, subir una foto a Instagram y twittearlo todo el día.

Sin embargo no es así. El cambio a veces sucede tan adentro de nosotros y de manera tan callada que pasa desapercibido. Ni siquiera te enteras de que eres diferente. De pronto estás viviendo la misma escena que has vivido toda tu vida, maldiciendo la hora en la que te vuelve a pasar lo mismo, pensando que siempre es igual y la putamadrequelosparió y... pero... un toque... algo está diferente, ya no te sientes igual... parece la misma escena, pero hay algo diferente y no sabes bien qué es.... Pues eres tú. Tú has cambiado.

Y quién dice que el cambio siempre es bueno? Yo. 

Yo creo que el cambio siempre es bueno. Creo que si cambiamos es porque alguna fuerza más grande que la de nosotros nos "acorrala" hacia el cambio porque es lo que nos toca vivir. Imagínate si tuvieras que vivir toda tu vida sabiendo todo lo que sabes hasta ahorita... la vivirías igual? No. Ya sabrías que no existe papa noel y que tus papás se han encerrado porque están tirando y que ese chico del que te estás enamorando te va a terminar cagando la vida y esa carrera en verdad no te gusta... Cuál es el chiste de eso?

Si existe esta vida y toda la cantidad de mierdas que tenemos que vivir en ella es por algo no? En todo caso no lo sé, ni tengo pruebas, ni me da la gana de tener que defender esa posición, simplemente prefiero pensar que es así porque me da la regalada gana de creer en algo y no vivir pensando que todo esto lo estoy haciendo por las reverendas huevas. Si es así ya me enteraré cuando me muera, pero por el momento, prefiero creer que lo que pasa tiene una razón y una enseñanza.

Y para poder sobrevivir en una vida llena de sorpresas tan gratas como terribles creo que la única forma de hacerlo es cambiando, adaptándonos a nuestros nuevos ambientes que todos los años son diferentes.

Yo he cambiado. Me he dado cuenta de que hay algo diferente en mí. Todos los años siento que aprendo algo, pero este año siento que lo que he aprendido lo estoy aplicando y encima sin querer. 

Y me cago de miedo. No sé qué hacer con esto. Ahora estoy mucho más al tanto de lo que sucede en mi interior, pero y?

Después de escuchar todo lo que pasa por mi cabeza y agotarme mental y físicamente, de pronto escucho silencio; pero el silencio no está a mi alrededor, está en mí.

Ahora qué?

(Si sabes la respuesta, bienvenida sea)

Feliz Navidad

La edad de la desconfianza

Es como si me acabaran de decir que Papa Noel no existe. Como si hubiera estado caminando, según yo, sobre piedra y de pronto se convirtió en gelatina. El 2012 se está esforzando mucho para enseñarme una sola lección: que no puedo confiar más en nadie.

De pronto tengo que mirar el mundo con otros ojos y empezar a aislarme de él porque no es un lugar seguro. Esas caras conocidas con sonrisas que alguna vez fueron sinceras escondían trampa y locura. Porque ya no sé si son todos ellos los que están locos o soy yo...

Ya no puedo confiar en el mundo porque todo puede ser usado en mi contra. Cualquier cosa que haga o diga puede ser descontextualizada y viralizada en menos de lo que yo me demoro en entenderlo.

Abro los ojos ahora ante gente que me mira diferente, gente que se aleja de lo que alguna vez nos unió. 

Quizás todo este discurso sea lo más cliché alguna vez escrito: "qué pasó con el mundo?"... pero yo de verdad me lo cuestiono; soy una niña de nuevo, justo cuando pensaba que ya era una adulta. Tengo 10 años y sólo quiero echarme a hacer siesta con mi papá y no preocuparme por nada más, "él se encargará"... pero no, ahora me toca encargarme a mí, hacerme responsable, velarle el sueño a él, cuidarlo...

Me siento indefensa, me siento vulnerable, quizás lo más vulnerable que he estado en mi vida. Ya no tengo como priorizar mis preocupaciones porque todas son graves, mis problemas se vuelven más grandes que yo.

No soy libre.

Estoy amarrada por todos lados. Todavía puedo hacer cosas, pero cada vez es más difícil. Perfeccionar mis movimientos se vuelve más difícil. 

Hoy recuerdo con más nostalgia que nunca las épocas donde era libre y podía confiar en todo el mundo. Donde me cuidaban y yo disfrutaba que lo hicieran. Donde a la mierda lo demás.

Hoy quisiera que todo fuera simple otra vez.

Empiezo los 28 años con la mirada perdida.

The piano is not firewood yet

But a heart can't be helped

And it gathers regret

Someday you'll wake up and feel a great pain

And you'll miss every toy you ever owned

You'll want to go back

You'll wish you were small

Nothing can slow the crying

You'll take the clock off of your wall

And you'll wish it was lying

Love what you have and you'll have more love

You're not dying

Everyone knows you're going to love

Though there's still no cure for crying

Mi envidia es tu progreso

Dicen que la envidia es mala. Dicen que la envidia es  es aquel sentimiento o estado mental en el cual existe dolor o desdicha por no poseer uno mismo lo que tiene el otro. La RAE la ha definido como tristeza o pesar del bien ajeno.

Sin embargo, yo no creo que sea del todo mala, no si envidas "sanamente", sin desearle el mal a la otra persona. Porque yo me puedo morir de ganas de tener lo que tienes, pero al mismo tiempo me alegra que lo tengas.

Yo envidio.

- Envidio a los que se despiertan a las 6 am para hacer deporte y llegan a trabajar llenos de vitalidad y energía, toman su jugo de naranja con beterraga sin azúcar y un pan pita integral sin miga, sin queso y sin sabor y son felices hasta la ensalada que se comen en el almuerzo. 

- Envidio a las rubias lacias. Sí. Quisiera ser rubia. Las rubias lacias destacan por su cabellera al sol. Pueden usar ornamentos de colores  y siempre resaltan, pueden hacerse muchos tipos de peinados y sus canas no se notan. Quiero ser rubia (natural).

- Envidio a los que viven solos. Esa envidia es nueva. Pero también es circunstancial porque algún día, espero no lejano, ya no tendré que envidiar eso.

- Envidio a los que no se hacen bolas por nada porque son muy volados para darse cuenta de las cosas. No se enteran. Los envidio.

- Envidio a los que eligen fruta en vez de postre. O ensalada en vez de papas fritas. O mostaza en vez de mayonesa.

- Envidio a los que cantan y bailan como profesión. Quisiera tener el talento para dedicarme al arte. Envidio a los talentosos.

- Envidio a los que viajan por todo el mundo y sacan fotos increíbles con cámaras de mierda. También a los que sacan fotos increíbles con cámaras mostras. Envidio al que tomó la foto que yo quería tomar y le salió mejor que a mí.

- Envidio a las mujeres flacas que van a comprar ropa y todo lo que se prueban les queda bien. Y se miran al espejo y no saben qué elegir porque todo les queda bien. Envidio más aún a las que no tienen que elegir porque tienen la plata para comprarse todo.

- Envidio a los que tienen la facilidad de la palabra. A los que probablemente hubiesen escrito este texto con las mismas ideas, 100mil veces más interesante. Me gustaría escribir así.

- Envidio a los emprendedores que encontrar una idea, la montaron en negocio y ahora son millonarios y no trabajan para nadie.

- Envidio a los que siempre tienen suerte, a los que no les gusta la mantequilla, a los que aman lo que hacen, a los que no fuman, a los que se despiertan temprano y se acuestan tarde y a los chistosos que siempre están haciendo reír.

Esas son mis envidias. 

Me pregunto si alguien me envidiará a mí...

Es que acaso nunca puede estar mi mente tranquila? no puedo disfrutar nada al 100% porque siempre me tengo que cuidar, porque ya me mintieron y ya me dejaron y ya me rompieron el corazón y ya me hicieron ver todos mis defectos con los párpados pegados al puro estilo de La Naranja Mecánica.

Porque ya me hicieron pensar en el futuro, que ni siquiera existe. Y de ahí lo vuelven a hacer porque yo caigo igual, redondita así como soy. Porque no aprendo, porque confío, porque según yo puedo detectar cuando es mentira, pero no, porque cada vez me tocan mejores mentirosos.

Porque me entrego, porque me desprendo, porque engrío, porque escucho, porque aconsejo, porque comprendo, porque aguanto y aguanto y aguanto.

Porque ya lo viví. Y no lo quiero vivir más y ahora ya no hay vuelta atrás.

Y si nada de eso me hubiese pasado, seguiría siendo así? Sentiría esta maldita angustia? 

Ya no lo sé y ya no hay nada que hacer

porque ya me marcaron

no sé cómo borrarlo

no sé cómo hacer

No quiero perder

La Navidad 2011

Hace unos 17 años (mierda estoy vieja) a esta hora estaría calladita en mi cuarto, aún despierta jugando con el juguete ganador de la noche. Seguro todavía creía en Papa Noel porque yo fui (y sigo siendo) lorna y me encantó. Todos se habrían ido a dormir y yo estaría alucinando mis regalos y aprovechando la noche enterita. 

Pensaba, cuando era chica, en qué estaría haciendo Papa Noel ahora que ya entregó todos los regalos, "quién faltará?", "en qué país estará?"... Conmigo nunca se equivocaba, siempre me traía lo que quería y más. También que siempre me porté bien, no se podía quejar.

Hace unos días, en el brindis de fin de año de mi empresa, el Gerente General dijo algo muy cliché y muy cierto: "la navidad es para los niños". Yo me quedé pensando en eso y me pregunté por qué. Porque nosotros nos pasamos los 24 días de diciembre renegando sobre el tráfico y el consumismo y la gastadera de plata y los robos, la cantidad de gente, las putas tarjetas navideñas, la musiquita chillona de las luces del árbol (por qué no la apagan??????), los malditos intercambios de regalos, los lonches, las tragaderas, los amigos secretos, los putos cuetes, los perros que se asustan y ladran, el adornito que se rompió y etc...

Los niños sólo esperan ese día felices porque los dejan acostarse tarde, todos les toman fotos, todos les compran regalos y hay mucha gente en la casa, juegan con sus primos y son el centro de atención. O, en otras palabras, sólo ven el lado positivo de todo.

Es difícil tener tantas responsabilidades y vivir sonriendo el día entero. Si todo es un caos y no termina y llega la nochebuena y sólo quieres dormir y de pronto estás sentado comiendo un pavito que alguien se afanó en preparar y quizás son muchos o pocos o no están todos o estás lejos o estás solo, pero por alguna razón a las 00:00 horas del 25 de diciembre sientes un poquito de paz. De repente es porque ya se acaba un año de mierda y empieza otro o porque simplemente te tomas un minuto para no renegar y más bien agradecer. Siempre hay algo que agradecer.

Yo, por ejemplo, hoy tengo MUCHO que agradecer. Ha sido un año difícil e inestable, pero con muchos aprendizajes y muchísima gente que me cambió la vida para siempre. Ahora, a las 3 de la mañana, adolorida por completo gracias a un aparatoso choque, estoy en mi momento de paz y quiero irme a dormir satisfecha y contenta porque realmente tengo todo lo que necesito para avanzar a la siguiente etapa.

Nos pasamos la vida aprendiendo a crecer hasta que llegamos a un punto en donde debemos aprender a ser niños otra vez. Esa inocencia es la que nos ayudará a sobrellevar esta vida como un tablista corriendo una ola perfecta.

En pocas horas estaré camino al paraíso con la gente que más quiero. Por eso y mil cosas más, gracias.

Feliz Navidad

Whatever works

Nostalgia Catalana

Despertarme con la bulla de los carros, las ambulancias que chillan mucho más que en cualquier otro lado y los italianos del restaurante de en frente empezando la jornada del día. Era casi un hecho que amanecería con sol, sea la estación que sea, y el cuarto se coloreaba con un brillo especial.

El aire olía diferente, más puro quizás, con un toquecito de algún árbol cuyo nombre nunca me aprendí mezclado con café; un olor a lejanía...

Fuera de la bulla callejera en mi casa siempre reinaba la paz. El primer día que me mudé recuerdo haberme quedado mirando una esquina de la sala y recuerdo haber sentido como si una voz me dijera que todo iba a estar bien, que en ese departamento iba a ser feliz. Y lo fui... también estuve triste, pero siempre me sentí protegida.

Las calles son largas y ordenadas y la gente prefiere caminar. No pueden empezar su día sin su café con algún bocadillo de jamón y no pueden terminarlo sin su cigarro y cerveza. Importa más la vida que el trabajo, importa más pasarlo bien que encadenarse a una rutina desdichada. Importa más el futbol que cualquier otro acontecimiento.

Los niños van a los museos desde su primer año de vida. La gente se pone lo que le provoque, aunque sea verano y algunos quieran aferrarse al invierno; aunque haya que caminar 10 cuadras y algunas quieran lucir sus nuevos tacos; aunque estés con kilos de más y quieras lucir tu barriga.

LLego de clases y me preparo una ensalada. Luego me fumo un cigarro en el balcón mientras que observo qué pasa en la calle. Mi vecino saca una silla, se sienta al sol con su guitarra y me entretiene con sus melodías durante media hora. 

Las noches son de vino. De vino y música y una buena película. No me provoca cocinar así que compro chucherías en el paqui de la esquina. La gente del barrio ya me conoce y me saluda, sin querer me siento como en casa.

LLega agosto y los catalanes desaparecen. En las calles escuchas hablar cualquier otro idioma menos español o catalán. Las temperaturas son casi insoportables y a veces no provoca moverse del aire acondicionado. Pero la playa queda a dos metros de distancia y el mar mediterráneo es frío y tranquilo. Me tiro boca arriba y mientras floto pienso "en el mar la vida es más hermosa".

Cuando me siento sola me pongo audífonos y me voy a caminar. Voy mirando todo a mi alrededor y ya reconozco a la gente y sus rutinas. LLego a la plaza y miro a los recién llegados tomándose fotos con las palomas. Me meto por callecitas que aún no conozco, los olores van cambiando, la gente también. Llego a la playa y camino por el malecón. Pienso, medito, imagino, me hago una idea de lo que quiero de mi vida y cómo lograrlo. Pienso a dónde voy a llevar a la siguiente persona que me visite. Tomo fotos. Soy feliz.

La ciudad no me deja de sorprender. De pronto un día llego a algún lugar increíble que no conocía. O te tomas un tren de una hora y el siguiente pueblito es mejor aún. LLego a pensar que es la ciudad perfecta. Hasta ahora creo que lo es.

Las copas de vino en restaurancitos en medio de la calle, viendo a la gente pasar, las locuras los sábados en el metro de regreso, las celebraciones porque el Barça ganó algún partido, los parques llenos de niños y mascotas, los edificios que conservan la misma fachada que hace 100 años, leer un libro desde una banquita en la cima de Montjuic, los helados en el Born, las cervezas y las tapas, los chupitos en la playa, las guitarras de las calles... todos los recuerdos de una ciudad que se metió en mi cabeza y en mi corazón.

Ahora pienso qué pasaría si nunca me hubiese ido? Sería más feliz? no lo sé. Sólo sé que la extraño y la pienso todos los días. Me sentí sola, pero feliz. Barcelona me albergó y me dio los recuerdos más increíbles de mi vida.

Definitivamente quedará para siempre como la ciudad más linda del mundo.