Me olvidé

De celebrar el cumpleaños de mi blog... el 5 de setiembre cumplió 4 años como soporte a todas mis locuras. Realmente es todo un record; vale la pena mencionarlo.

Gracias Blog :)

Mensaje para "Fiorella Lima"

Acabo de redactar un documento que se llama "LEELO EN PERU" y es un "reminder" de todas las cosas que he decidido que quiero hacer apenas regrese.

Siempre me pasa que tengo un momento revelador y digo "tengo que hacer esto apenas llegue" y luego me olvido, y cuando lo recuerdo es demasiado tarde o quizás ya no tiene sentido... Ya no puede volver a pasar eso, por eso he redactado esta lista no sólo enumerando todo lo que quiero hacer, sino explicándome a mí misma por qué decidí hacerlo: las razones, lo que sentí, para qué creo que me va a servir y etc... 

De esta manera, cuando lo lea, con suerte, recordaré el momento preciso de esa revelación y reviviré ese momento lo suficiente como para recrear el impulso y, así, quizás algún día finalmente termine lo que me proponga.

Una carta de "Fiorella Barcelona" para la futura y nueva "Fiorella Lima"... ah, porque va a ser nueva... y no por qué ya no seré yo, sino porque trataré con todas mis fuerzas de aplicar mi experiencia y ver las cosas distintas... trataré con todas mis fuerzas de no tratar tanto...

Quizás suene confusa (bueno, cuándo no?) pero digamos que este pequeño post queda como un recordaris también.

En este preciso momento (sábado 25 de setiembre a la 1.20 am) necesito un abrazo... pero no cualquier abrazo...

Intentaré tratar de dejar de necesitarlo.

Hasta más luego.

El espejo tiene dos caras

Esto del autodescubrimiento es un dolor de poto (ahora que está de moda la palabra). Nadie dijo que sería fácil, pero nadie dijo tampoco que me quedaría sin respuestas tantísimas veces.

Hay veces en las que estoy orgullosa de mí; siento que estoy por buen camino, que he crecido, que he aprendido, que lo sigo haciendo y me provoca levantar la cabeza y sonreír jactanciosa….

Pero hay veces en las que sólo me provoca esconderme; me doy vergüenza, me reclamo a mí misma mis propias reacciones, mis propios sentimientos… me canso tanto de mí que me provoca apagarme, ponerme en off y no despertar hasta dentro de mucho tiempo para no ser yo; no salgo, no quiero levantar la cara, no quiero que me vean así y no quiero que se den cuenta porque si me encuentro con una cara de decepción más o un feedback negativo me podría terminar de quebrar.

Esta dualidad es muy difícil: tratar de cambiar lo que no me gusta de mí mientras aprendo a aceptarme y quererme…. Termino no logrando nada, termino metida en el mismo hueco autolamentada y dolida y completamente agotada.

Por qué se me hace tan difícil no seguir los mismos patrones de siempre? Por qué se me hace tan difícil vencerme? Será la distancia? Será que estoy alejada de todo lo que me ayuda a identificarme y a conocerme, será la soledad?

Quizás es algo que no debería decir, pero a veces siento que necesito el feedback positivo (bueno, creo que todos lo necesitamos no?). Nadie lo dice en voz alta, fuerte y claro, todos lo buscamos secretamente, pero yo estoy agotada aún para eso… Lo necesito, necesito saber que valgo la pena, necesito saber que estoy yendo por buen camino, necesito saber que no soy tan catastrófica como me suelo sentir, que mis esfuerzos sí valen la pena, que no estoy completamente perdida, que no soy completamente fea, que puedo ser un ejemplo para alguien, que hay personas que quieren estar cerca de mí, que ejerzo buena energía… necesito saber.

Quiero ser libre, quiero no tener miedo, quiero que todo lo que he construido en todo este tiempo y que tanto me ha costado no se desmorone de la nada. No quiero tener que prepararme constantemente para el fracaso, para el sufrimiento, sólo quiero mirar hacia delante con una sonrisa y con la certeza de que estoy en terreno firme, en tierra seca, que mis pisadas me van a llevar para adelante y no me van a hundir.

Quiero saber que voy a estar bien, pero lo quiero saber de verdad, quiero una señal… he creído fervientemente en muchas cosas durante mi vida, he apostado con todo y he perdido y ya no quiero perder…

Tengo miedo.

Pero también tengo fuerza y aunque no es mucha últimamente, tendrá que ser suficiente para seguir…

Hay algo en lo que decidí creer hace mucho tiempo y, aunque a veces la fe se va, sigo creyendo en eso y espero que me salga a cuenta.

Se despiden las dos “YO”

La que me gusta y la que no.

La edad de la inocencia... se acabó

No entiendo en qué momento de nuestras vidas nos volvemos tan cínicos...

Quisiera saber cuál es ese instante en el que pasamos de creer en las personas y en la bondad y en los valores positivos y se nos graba en el cerebro que no debemos creer en nadie y que nuestro "core" está hecho de puro egoísmo y maldad...

Es como si fuéramos unas cebollas, al principio llenas de optimismo y ganas de hacer todo "bien" y los años nos van pelando y nos van amargando y nos van decepcionando hasta que sólo queda una capa delgada de cinismo y pesimismo...

Son los años y experiencias los que nos vuelven así o en el fondo seguimos escondiendo a ese niño explorador y lo aplacamos para poder "encajar"??? En qué momento perdemos la perspectiva??

Todo anda tan de cabeza últimamente que cada vez se vuelve más difícil definir cuál es el norte; nadie lo sabe con certeza, ni siquiera uno mismo: a veces estás convencido por años de algo que según tú nadie podría cambiar y un día despiertas para darte cuenta que la respuesta es en realidad todo lo contrario.

Si hay algo que ha aprendido hasta el momento es que la frase que más solía odiar cuando era joven, puede ser en realidad, la única verdadera: TODO ES RELATIVO.

Odio el relativismo, tienen que haber ciertos límites, sino terminaremos explotando... pero límites en todo sentido: definir qué barreras cruzar y saber abrir las barreras que sí debemos cruzar para poder crecer...


Sólo porque somos "adultos" (aunque esa palabra ya no tenga ningún significado real) tenemos que ser automáticamente amargados?. Realmente son nuestros problemas tan diferentes a los 30 a como los eran a los 13??? Claro que el dinero nos abruma, el trabajo nos abruma, el tráfico nos abruma, todo nos estresa, las cuentas, los recibos, la familia... pero si quitáramos todo eso, qué tan diferentes somos a cuando éramos adolescentes??


Creo firmemente que la edad no nos define, nos define lo que nosotros queremos ser y estamos tan bombardeados de estupideces el día entero que ya ni siquiera tenemos tiempo de preguntarnos a nosotros mismos "QUIEN QUIERO SER????".


O acaso cuando están mentándole la madre al chofer de la combi o mandando a la mierda a esa persona que adoran, paran un segundo a ver en qué se están convirtiendo? 


"Quiero ser esta loca, gritona, malhumorada??"; "Quiero ser manipulador y mentiroso??" no lo creo...

Por qué se nos hace más fácil insultar, odiar, rajar, renegar, que querer, confiar, amar y no esperar nada a cambio? Estamos destinados a dejar que todos nuestros sentimientos negativos gobiernen nuestras acciones y a que el mundo nos corrompa?? o simplemente somos así y ya?

Odio la mediocridad, sobretodo cuando se trata de cambiar algo en uno mismo: si sabemos que podemos ser mejores, si hemos tenido esos pequeños momentos en los que hacemos algo por alguien más y se siente tan bien, por qué conformarnos con ser unos renegones, pleitistas, vengativos???

Qué hace que una persona considerada "buena" pierda la cabeza y se vuelva "mala"??? qué se gana realmente hiriendo a los demás y dedicando nuestro día entero en conspirar contra otros??

Estoy harta, estoy harta de que haya gente intencionalmente mala (porque claro, cometer errores que hieran a los demás es inevitable, no podemos controlarlo todo), estoy harta de la gente que se pasa la vida jodiéndole la vida a los demás, estoy harta de pelear contra ellos...

No soy ninguna santa, pero me esfuerzo por no hacer cosas que puedan herir a la gente que quiero, me esfuerzo por mejorar, me esfuerzo por analizarme aún en mis momentos más rabiosos y tratar de controlarme... no es sólo que estoy lejos, y estoy sola y estoy aburrida... siempre he sido así...  Y a mí los años me siguen enseñando a querer más, a herir menos y estar más en paz... 

Ojalá la vida me demuestre entonces que "nice guys DON'T finish last"...

y que, como suelo decir, la miel siempre puede más que la sal.