Do you have the time to listen to me whine about nothing and everything all at once?
I am one of those melodramatic fools, neurotic to the bone, no doubt about it.

Oct 9, 2011

Nostalgia Catalana

Despertarme con la bulla de los carros, las ambulancias que chillan mucho más que en cualquier otro lado y los italianos del restaurante de en frente empezando la jornada del día. Era casi un hecho que amanecería con sol, sea la estación que sea, y el cuarto se coloreaba con un brillo especial.

El aire olía diferente, más puro quizás, con un toquecito de algún árbol cuyo nombre nunca me aprendí mezclado con café; un olor a lejanía...

Fuera de la bulla callejera en mi casa siempre reinaba la paz. El primer día que me mudé recuerdo haberme quedado mirando una esquina de la sala y recuerdo haber sentido como si una voz me dijera que todo iba a estar bien, que en ese departamento iba a ser feliz. Y lo fui... también estuve triste, pero siempre me sentí protegida.

Las calles son largas y ordenadas y la gente prefiere caminar. No pueden empezar su día sin su café con algún bocadillo de jamón y no pueden terminarlo sin su cigarro y cerveza. Importa más la vida que el trabajo, importa más pasarlo bien que encadenarse a una rutina desdichada. Importa más el futbol que cualquier otro acontecimiento.

Los niños van a los museos desde su primer año de vida. La gente se pone lo que le provoque, aunque sea verano y algunos quieran aferrarse al invierno; aunque haya que caminar 10 cuadras y algunas quieran lucir sus nuevos tacos; aunque estés con kilos de más y quieras lucir tu barriga.

LLego de clases y me preparo una ensalada. Luego me fumo un cigarro en el balcón mientras que observo qué pasa en la calle. Mi vecino saca una silla, se sienta al sol con su guitarra y me entretiene con sus melodías durante media hora. 

Las noches son de vino. De vino y música y una buena película. No me provoca cocinar así que compro chucherías en el paqui de la esquina. La gente del barrio ya me conoce y me saluda, sin querer me siento como en casa.

LLega agosto y los catalanes desaparecen. En las calles escuchas hablar cualquier otro idioma menos español o catalán. Las temperaturas son casi insoportables y a veces no provoca moverse del aire acondicionado. Pero la playa queda a dos metros de distancia y el mar mediterráneo es frío y tranquilo. Me tiro boca arriba y mientras floto pienso "en el mar la vida es más hermosa".

Cuando me siento sola me pongo audífonos y me voy a caminar. Voy mirando todo a mi alrededor y ya reconozco a la gente y sus rutinas. LLego a la plaza y miro a los recién llegados tomándose fotos con las palomas. Me meto por callecitas que aún no conozco, los olores van cambiando, la gente también. Llego a la playa y camino por el malecón. Pienso, medito, imagino, me hago una idea de lo que quiero de mi vida y cómo lograrlo. Pienso a dónde voy a llevar a la siguiente persona que me visite. Tomo fotos. Soy feliz.

La ciudad no me deja de sorprender. De pronto un día llego a algún lugar increíble que no conocía. O te tomas un tren de una hora y el siguiente pueblito es mejor aún. LLego a pensar que es la ciudad perfecta. Hasta ahora creo que lo es.

Las copas de vino en restaurancitos en medio de la calle, viendo a la gente pasar, las locuras los sábados en el metro de regreso, las celebraciones porque el Barça ganó algún partido, los parques llenos de niños y mascotas, los edificios que conservan la misma fachada que hace 100 años, leer un libro desde una banquita en la cima de Montjuic, los helados en el Born, las cervezas y las tapas, los chupitos en la playa, las guitarras de las calles... todos los recuerdos de una ciudad que se metió en mi cabeza y en mi corazón.

Ahora pienso qué pasaría si nunca me hubiese ido? Sería más feliz? no lo sé. Sólo sé que la extraño y la pienso todos los días. Me sentí sola, pero feliz. Barcelona me albergó y me dio los recuerdos más increíbles de mi vida.

Definitivamente quedará para siempre como la ciudad más linda del mundo.


No comments:

SOY GARRIK

Cuántos hay que, cansados de la vida,
enfermos del pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!

¡Ay! Cúantas veces al reír se llora,
Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora,
el alma gime cuando el rostro ríe.

Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma,
un relámpago triste: la sonrisa.

El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar con carcajadas.