Cinismo:
m. Desvergüenza o descaro en el mentir o en la defensa y práctica de actitudes reprochables.
Todos somos unos cínicos. Todos tenemos que ser cínicos e hipócritas en algún momento u otro. Todos tenemos que decirle feliz cumpleaños con una sonrisa a alguien que no nos cae tan bien; y sonreír media sonrisa, dar la mano, agradecer, contestar "te queda lindo", "es el bebé más bello del mundo", "sí, es bien churro". Todos tenemos que decir feliz día de la madre o del padre y feliz navidad. Todos tenemos que mentir pequeñas mentirillas. Y estoy completamente de acuerdo.
Cómo sería el mundo de tóxico si nos pasáramos todo el día actuando como nos provoca en el momento? Mandando a todo el mundo a la mierda, contestando feo por cualquier estupidez, amargados, con cara de culo, sin extender la mano ni el cachete, sin agradecer los cumplidos ni devolverlos?
No nos cuesta nada esforzarnos por sonreírle al mundo y tratar de llevar la fiesta en paz.
El problema es cuando somos cínicos con nosotros mismos. Cuando nos convencemos de algo tajantemente y en el fondo sabemos que opinamos todo lo contrario. Cuando tenemos tanto miedo a lo que pueda pasar si nos abrimos o admitimos nuestro pequeño secreto que preferimos someternos a un auto-lavado de cerebro y mantener la mentira por todo el tiempo que se pueda... (al final uno siempre se la termina creyendo).
No creo ser la única que siente dos "yos" dentro de sí. Una que piensa y otra que siente. Una que razona y otra que intuye. Una que estructura y la otra que sueña. Creo que todos convivimos así, en dualidad todo el tiempo (algunos quizás con más).
Hay gente que usa su "yo" pensante para aplacar a su "yo" emocional y lo logra tanto que lo mata de alguna manera, lo deja amordazado en una silla sin poder moverse ni hablar. Sin embargo, aunque puedas sentir que lo tienes controlado, sabes que ahí está y por más leve que sea, SIEMPRE sientes ese murmuro en el fooooooondo de tu ser que sí sabe la verdad.
Ahí viene el peor cinismo de todos: el que te haces a ti mismo. Cuando de la boca para afuera proclamas cosas y das ciertas cosas por sentado y adentro es otro mundo, otro color.
Yo peco de lo contrario; no sé en qué momento de mi vida ni por qué le agarré tanto pánico a no ser sincera conmigo misma y a terminar viviendo una vida que en el fondo no quiero y por esa razón mis emociones siempre están en la superficie, latentes, a la vista y uso de todos (y algunos las usan mal).
Pero al final prefiero pecar de eso que de encerrarme tanto en mis mentiras que al final no sé ni quién soy, ni qué quiero de verdad, ni por qué luchar, ni qué me hace real, sincera y genuinamente bien.
A todos los que viven mintiéndose a ustedes mismos les aconsejo que se hagan un examen de conciencia y que se desmantelen hasta su mínima expresión, porque ahí, debajo de toda esa mierda que se han puesto encima, siempre hay una respuesta, SIEMPRE.
No tengo lo que quiero, pero por lo menos sé qué es... vale?
Espero.
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